lunes, 23 de mayo de 2011

Sin novedad en el frente

[...] Y por la noche, al despertar de un sueño hallándonos a merced del agradable torrente de visiones que nos inunda, sentimos con terror la fragilidad del soporte y la debilidad del muro que nos separa de las tinieblas. Somos llamitas mal protegidas por delgadas paredes contra la tempestad del aniquilamiento y de la locura en la que oscilamos y algunas veces casi nos extinguimos. Luego, el sordo rumor de la lucha es como un anillo que nos rodea; nos acurrucamos dentro de nosotros mismos, y con los ojos muy abiertos, contemplamos la noche. Como único consuelo, la respiración de nuestros camaradas dormidos. Así esperamos el amanecer.

Erich María Remarque.

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