martes, 23 de noviembre de 2010

Fotografías

Hoy vuelve a mirar su fotografía. Y se sorprende a sí misma... ¿Cuánto hará? No exageraría si dijera que la última vez que miró aquella cara en aquella fotografía fue hace unos seis meses... Seis meses, en seis meses pueden pasar muchas cosas. Una vida puede empezar a la vez que puede acabar, pero eso no es decir mucho... Una vida puede comenzar y terminar también en lo que dura un suspiro... El caso es que ahora está ahí plantada, quieta, sin moverse, casi sin respirar si quiera, mirando esa foto. Esas fotos. Y un sentimiento de culpa, melancolía, dolor, invade su pecho tan pronto como recuerda la historia de esas imágenes y el tiempo que hace que no las observa. Antes, las miraba cada día, y cada día recordaba cada cosa de la persona retratada en esos trozos de papel. Es curioso como una vida y una relación de tantísimos años, puede cambiar o acabar en tan solo unos segundos rápidos, a la vez que eternos. Mirando esas fotos ahí de pie inmóvil, se siente hundida, triste, hasta con ganas de llorar. El dolor de aquella pérdida ha vuelto a atravesar su pecho a la misma velocidad con que un rayo cae del cielo e impacta contra la tierra... Es asqueroso sentirse así, lo más odioso de este mundo. Pensar en una vida pasada que se arruinó sin posibilidad de mejorarse o recuperarse. Casi una amarga lágrima salada se desliza por su rosada mejilla, cuando entonces decide dejar de mirar ese viejo papel que solo le trae feos, bonitos, alegres y tristes recuerdos que no llevan a nada más que a romperte el corazón en cien pedazitos más cada vez que observas los verdes ojos sin vida reflejados en unos papeles cuadrados llenos de tinta.