-¿Y si te he engañado? ¿Y si soy un sueño? Una pesadilla, si quieres. Y me acerco... lenta pero inexorablemente, bajo tu mirar frío e inexpresivo que aguarda mi mirada como un títere del destino, una víctima del sabor amargo de la mentira... Y junto mis labios a los tuyos, mordisqueo tu labio inferior a la vez que te sonrío, y te abrazo...
>Y entonces, despiertas... Nada ha sucedido, estás casada con otro hombre, que no soy yo, y cuidas de tus hijos... ¿Qué sucedería entonces?
-Que dormiría más con tal de seguir soñando...
-Y yo haría todo lo posible por salirme de ese sueño e ir al mundo real. Porque pensaría... que de nada me sirve un sueño si no estás tú.
Por Francisco Fernández Aguilar.