miércoles, 23 de febrero de 2011

Subir y más subir

Se iba a enfrentar a algo, pero no sabía exactamente a qué. Subía lentamente las escaleras del entarimado suelo. Sus pasos retumbaban en las blancas paredes, que tantas dudosas y nerviosas pisadas como aquellas habían contemplado y escuchado ya. Giró y siguió subiendo. Podría haber subido en ascensor, pasar más rápidamente el mal trago, pero pensar en andar un poco más, hacer el esfuerzo de elevar su cuerpo escalón tras escalón, le hacía creer que liberaría tensiones. Pero no, para nada, todo lo contrario. Sentía una presión en su pecho, y la boca de su estomago rugía en un cosquilleo nervioso y realmente incómodo. Ya quedaba menos. Paró a mitad de escalera. Revisó, aseguró que sus tacones estaban limpios y relucían elegancia y decisión, y se acomodó el traje. Estaba a punto de entrar en una nueva vida... tras esa puerta.

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