¿No os
parece que ahora todo está sobrevalorado? De un modo u otro, siempre damos más
valor a lo que menos lo tiene.
Pondré
varios ejemplos: el verano, la amistad, el amor.
La mayoría
de la gente, en especial los jóvenes, se pasan desde septiembre esperando que
llegue junio o julio. ¿Por qué? ¿No os parece eso como una especie de excusa? A
mi sí: es una excusa que te pones a ti, a la gente, al mundo en sí, para hacer
algo. “No tengo tiempo, tendrá que llegar el verano”. “Ahora hace demasiado
frío”. MENTIRA. A mi parecer si quieres hacer algo lo vas a hacer tengas el
tiempo que tengas, haga la temperatura que haga, sea la época que sea… Y decir
lo contrario solo es una forma de frenarte a ti mismo. Además, ¿el hecho de que
sean vacaciones significa que todo va a ir bien? Las dos peores épocas de mi
vida precisamente han sido en verano, por lo que pienso que ese dios llamado
verano debería pirarse.
Con la
amistad y el amor pasa algo similar. Bueno, no sabría decir si es similar o no,
la verdad. Creemos que por nuestros “amigos” y nuestros “novios” hay que darlo
todo. ¿Lo darían ellos por nosotros? No sabemos conocer a la gente y luego
sufrimos cuando nos dan la espalda en vez de el pecho. Lo siento, tú te lo has
buscado. Has confiado en quien no debías y te has enamorado del más imbécil del
pueblo soñando que podrías cambiarlo. Creo que la gente tiene algún tipo de
síndrome hollywoodiense o algo así y se piensa que puede arreglar la vida de
todo el mundo y que todo será maravilloso: comeremos perdices en una pradera en
la que toda una familia de unicornios pasta alegremente y en el cielo una
docena de arcoíris hacen piruetas. MENTIRA.
Olvidamos
preocuparnos de las cosas más importantes: la familia, el mundo. El mundo. Sí,
ese por el que todo el mundo dice preocuparse. Dice. “Jo, es que yo reciclo un
montón, me preocupo mucho por el medioambiente y me indigna que exista la caza.
Pero tranquilo, mi indignación te la estoy explicando con mi chaqueta de cuero,
comiendo un chuletón más grande que tu cabeza y tirando botellas en los
montes.”

Y así un
largo etcétera que enferma y mata nuestro mundo, nuestro entorno, a nuestras
amistades, a nuestra familia, a nosotros mismos… Y no hay manera de que la
gente entienda que si destruimos lo que ahora tenemos: esta comida, esta casa,
esta educación, esta ropa, este mundo, este PLANETA… No vamos a tener nada. No
vamos a tener una vida que defender.